Us deixem un article d’Anna Plans, reproduit amb la seva autorització. L’enllaç original es troba a Taconline. Anna Plans és mare de família i directora d’imatge i comunicació de Contel.
“El otro día, tratando de comprender cómo se relaciona nuestro hijo adolescente en las redes, nos mostró su cuenta de Instagram. Y no quiero parecer anticuada pero no entendí nada. Igual parezco una exagerada, pero con este panorama no sé la mejor forma de discernir con él acerca de la importancia de la dignidad, del respeto en el trato con sus semejantes, del valor de las personas. ¡La adolescencia es una etapa muy importante para conversar con nuestro hijo! ¿Me podrías enseñar cómo se mueven los jóvenes en Instagram?”
Esta pregunta real sirve para visualizar el interés de muchos padres por tomar las riendas en la educación de nuestros hijos. Creo que la mayoría somos conscientes de la ardua tarea de formar en valores en esta época de superficialidad, hipersexualización, pérdida de la intimidad y exhibicionismo que nos ha tocado vivir. En las redes esto es quizás más patente que en otros medios como la televisión, porque no hay el mismo control de publicación de contenidos.
La ardua tarea de educar en valores en esta época de pérdida de intimidad.
La amiga que me formuló la pregunta del principio se interesó por conocer los modelos que siguen los menores en las redes desde edad muy temprana. Así que le animé a navegar por Instagram para mostrarle un aperitivo de lo que nuestros adolescentes encuentran en esta herramienta. Y descubrimos a una nueva influencer de 15 años recién cumplidos con más de 50.000 seguidores. No cito su nombre, a pesar de su perfil público, por no considerarlo relevante, habida cuenta que no es mi intención señalar con el dedo a nadie en concreto y que su ejemplo es paradigma del modo de actuar de otros perfiles similares.
El perfil
En una entrevista que le realizaron, la joven explicaba cómo y para qué utiliza las redes. En primer lugar, aducía no cobrar por no desear que el hecho de ser instagrammer se convirtiera en una obligación. Observando su cuenta durante unos días, verifiqué que publicaba al mismo ritmo que una profesional remunerada: dos fotos y una media de diez instahistorias diarias (vídeos y fotos efímeros que se publican durante el día y que desaparecen en 24 horas).
Por otro lado, comentaba que la razón para tener una cuenta en Instagram era para compartir sus hobbies. Intenté dilucidar sus motivaciones a través de las últimas 100 publicaciones. Mis observaciones fueron variadas: para empezar, de las 100 fotos tomadas, en 99 salía ella sola. En segundo lugar, me costó reconocer entre sus aficiones algunas de las más conocidas, como por ejemplo el deporte, la música, el baile o la lectura (no cuenta la grabación del momento baile, libro, footing o comida, cuando se utiliza para rellenar el motivo principal de la publicación). Pensé que tal vez viajar podría ser una de las aficiones de las que hablaba, pues en sus publicaciones queda patente que viaja a menudo: islas paradisíacas, Miami, Euro Disney, etc. Aunque me percaté de que los paisajes suelen salir en un segundo plano, por lo que también descarté como razón de ser esa afición.
Sus fotos son básicamente sensuales. Instantáneas en biquini, tops cortos, estirada en la playa (con poses un poco incómodas para tomar el sol), con bolsas de la compra, sentada en una hamaca, comiendo, en la cama, en una bañera, en un coche, con una tabla de windsurf en la mano, etc. En definitiva, el hobby o hobbies que aduce querer compartir tienen que ver más con mostrar su cuerpo, generalmente posando, en distintos lugares y de forma frecuente. Así lo corroboran también la mayoría de comentarios que recibe, cuyo contenido, a veces desagradable, tiene claras connotaciones de flirteo. En ocasiones los jóvenes citan a amigos para que vean la foto de la chica. Especialmente cuando se trata de fotos más “subidas de tono”.
Ser natural
Essena O’Neill dejó Instagram para huir de la falsedad de las redes sociales
Dentro de ese contexto, cita en la entrevista que su máxima es ser “natural”. ¿Sabéis el tiempo que se invierte en este tipo de fotos para ser “natural”? Si tenéis alguna hija adolescente, preguntadle. Si no ella, seguro que alguna amiga suya os podrá contar. Como último recurso siempre podéis buscar junto a vuestros hijos el caso de Essena O’Neill, la modelo que dejó Instagram para huir de la falsedad de las redes sociales. Ella relata las mentiras que hay detrás de cada foto que se hacía. Otro ejemplo extremo es el de la conocida instagrammer Celia Fuentes, que se suicidó hace poco. Según sus propios amigos, vivía “obsesionada” por conseguir seguidores. Se trabajaba cada imagen hasta la extenuación y siempre pensaba qué pose era la mejor.
Los padres
En el medio que fue entrevistada, los padres de la jovencísima influencer mencionaban que sentían un poco de temor y satisfacción por el éxito de su hija. Comprendo su temor pero, sinceramente, me cuesta entender exactamente qué les satisfacía. ¿Que la joven luciera con 15 años sus atributos en un escaparate al que cualquiera tenía acceso? ¿Que mostrara cuerpazo, viajes paradisíacos, noches de fiesta, lo que muchos adolescentes consideran una “vida ideal” pero que en realidad todos sabemos que ni lo es ni existe? ¿Que muchas niñas la consideraran como modelo a seguir? ¿Que le dejaran comentarios obscenos? Si pudiera hablar con ellos, también les invitaría a responder las siguientes preguntas: ¿qué le diríais vosotros a la mamá de la adolescente que me ha pedido consejo? ¿Y a los padres y madres de muchas niñas que quieren conseguir la “vida perfecta” de tantas que son como Celia?
Ser revolucionarios en la red con contenidos de calidad
Lamentablemente, el modo de proceder de la joven era bastante común entre las adolescentes, y cada vez a más temprana edad. Muchas menores publican imitando a las instagrammers de moda. Los padres son los que deben poner sentido común y acompañar a sus hijas en la formación de futuras mujeres que lideren sus vidas valorándose más allá de un cuerpo bonito o de una vida superficial. Es preciso abandonar los modelos que acaban perpetuando la mujer objeto y el machismo.
Qué hacer
Con todo lo visto, le recomiendo a mi amiga que se siente con su hijo y que lleve a cabo dos acciones. En primer lugar, buscar influencers que le amplíen su mapa mental y, en segundo, animar a su hijo a crear contenidos de calidad. Puede ser un revolucionario y movilizar a la sociedad, como Elena Riera, una joven también de 15 años que consiguió hacerlo en las redes contra los huesudos maniquíes de Inditex. Además puede crear a partir de sus hobbies, libros, música, baile, deportes, fotografía, etc.
Animo a los padres a acompañar a sus hijos en el mundo digital. La sociedad precisa de jóvenes influencers que aporten valor con mensajes positivos que animen y estimulen a otros.
*imatge: Pexels