Octubre, mes del Rosari

Octubre, mes del Rosari

Aquest mes d’octubre, ja conegut per ser el mes del sant Rosari, el Papa Francesc ha convidat a tots els fidels a resar el rosari cada dia, i incloure-hi les oracions «Sub tuum praesidium» i la oració dirigida a l’arcàngel sant Miquel. És per això, que per a animar-vos dues mares amigues de Rumbau: Rosario Agudo y Rosario González, volen compartir la seva experiència de resar el Sant Rosari:

“Corona de rosas”: Per Rosario González

Hay mil formas diversas de manifestar nuestro cariño a la Virgen, pero ella en varias ocasiones nos ha mostrado que el Rosario es su oración predilecta.

Nació como rezo de la gente sencilla, que no sabían leer ni escribir, pero sí entendían del cariño y la ternura de su Madre, María. La mayoría hemos aprendido el Rosario de labios de nuestra abuelita. Nuestros mayores son un eslabón importantísimo en la transmisión de la Fe.

Esta devoción, a lo largo de la vida crece y crece, porque descubrimos que es un arma poderosa de paz y alegría.

El Rosario es la cita diaria con nuestra Madre, y de su mano recorremos las escenas del Evangelio, descubriendo el rostro de su Hijo, y aprendiendo a acompañarlo al pie de la cruz, como Ella supo hacer.

Agarrada a mi Rosario, y en compañía de la Madonnina, he velado sueños en una UCI, he subido montañas, he suplicado salud, he encomendado afectos, he descansado en sus brazos…he sido consolada abandonando todo en sus manos. Le debo muchos favores, por ello me viene espontáneo inventar nuevas letanías. Me gusta susurrarle:” Ven, sé mi Luz”….y muchas veces, me vuelve en mente, una canción de infancia

Virgencita del Rosario
desde el templo donde moras
a este pueblo que te adora
con tu manto has de guardar

Sigamos ofreciéndole esas “coronas de rosas” (rosarios), que tanto le gustan, en agradecimiento por ser fuente de ternura y cariño, intercesora, compañera de viaje, ¡mediadora…por ser Madre nuestra!

“El Santo Rosario, alimento del alma”, per Rosario  Agudo

Una Oración que remonta al siglo XII cuando los monjes cartujos lo recitaban.

El Rosario, una oración que relata la vida de Jesús en 5 fases muy bien explicada y nos llega al corazón, nos alienta, nos calma el alma y cada meditación de cada misterio, nos adentramos en él y  me digo una y otra vez,  ¡cómo esta mujer puede ser tan maravillosa y mejor aún,  qué alegría y qué fortuna de tenerla como mi Madre,  como mi mamá en el cielo y en la tierra!.

Cada misterio es un relato de la vida terrenal de nuestro Señor Jesucristo, donde mueve lo más profundo de mi ser y de mi alma.  Es vivir con mi madre la Virgen y Jesús, las alegrías, las adversidades, la espiritualidad, el calvario más terrorífico que puede tener un ser humano, que nos enseña ser más humilde de corazón.

El Rosario es una oración marcadamente contemplativa, sin esta dimensión se desnaturalizaría, y no sería alimento para nuestra alma.

Por su naturaleza el Rosario tiende a caer en un círculo de repetición de palabras y de contradecir la advertencia de Jesús cuando dice «cuando oréis no seáis charlatanes como los paganos que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad» (Mt6,7). El Rosario exige un ritmo tranquilo en un momento de reflexión que favorezca la meditación de los misterios y la verdad del Señor visto a través del corazón de la mujer que estuvo más cerca del Señor.

En mis circunstancias, el Rosario es alimento para mi fortaleza, para mi constancia, en enseñarle a mis hijos como ella le enseñó a Jesús. Poco es el tiempo que logró dedicarle, pero cuando lo hago, lo rezo y contemplo con el corazón y siempre me llena de una paz que no tengo palabras para definir, pero si puedo transmitir a mi hogar, esposo e hijos y personas a mi alrededor.

María en el Rosario se muestra como una Maestra, dónde nos enseña abundantes dones del Espíritu Santo y promoviendo al mismo tiempo el ejemplo de aquella peregrinación de la Fe en el cual es maestra incomparable.

Pidamos entonces a nuestro Señor que nos enseñe a imitar en todo momento a Nuestra Señora María la Virgen y que por medio del Rosario nuestro corazón se llene de gozo, de humildad, de Fe, de Esperanza y de Caridad, así como lo tenía ella.